Cómo se deben usar las metodologías ágiles

LEGÁLITAS IMPULSA  

Las metodologías ágiles surgen como una solución para adaptarse a los cambios de mercado y sus necesidades de forma rápida, eficaz e incluso diferente. A continuación explicamos cómo nacen, cómo se deben usar y los tipos que existen.

Aplicar metodologías ágiles en una empresa no se trata de que se conviertan en sustitutas de los procesos de planificación o estrategias, sino todo lo contrario. Su objetivo es llevar a cabo estas tareas de forma eficaz, rápida e incluso diferente, contando con recursos del propio equipo y su know-how.

Cómo nacen las metodologías ágiles

Cabe señalar que las metodologías ágiles surgen como una solución para adaptarse a los cambios que se dan en el mercado y sus necesidades. Los clientes piden y actúan de una manera cada vez más rápida y con ello las empresas deben acometer tanto estos cambios como nuevos ciclos de entrega más veloces. Para ello, comenzaron a surgir prácticas como el Lean Startup o herramientas de gestión de proyectos ágiles como SCRUM.

Al contrario de lo que muchos piensan, este tipo de metodologías no han nacido en los últimos años. Ya en la década de los 90, el ingeniero aeroespacial Jon Kern se planteó junto a otros líderes cómo romper con la manera tradicional de desarrollar software y hacerlo más sencillo y rápido.

Así, en los 2000 Kern y otros pioneros del pensamiento comenzaron a hablar de términos como light o lightweight para dar soluciones que permitieran obtener beneficios empresariales e información para el desarrollo de softwares más rápidos. Así, en 2001 se redactó el Manifiesto Ágil con 12 principios y unos valores como los siguientes:

  • Los individuos y su interacción están por encima de cualquier proceso y herramienta.
  • Es prioritario el software que funciona frente a una documentación exhaustiva.
  • Colaboración con el cliente sobre la negociación contractual.
  • Respuesta ante el cambio antes que seguir un plan concreto.

Como se puede observar, se trataba de reflejar y afrontar de una manera más realista los problemas a los que se enfrentan las empresas y hacerlo de un modo mucho más ágil y abierto a imprevistos.

Cómo se deben usar las metodologías ágiles

Lo primero que se ha de tener en cuenta a la hora de aplicar metodologías ágiles en una empresa es la incertidumbre. No se puede conocer un producto a la perfección sin haberlo probado y validado antes en un escenario realista. Por eso, este tipo de metodologías se basan en comenzar un proyecto con un producto básico que se irá definiendo y validando con el tiempo y con clientes reales.

Esta forma de trabajo muchas veces produce inseguridades y miedos a la hora de ser aplicada. Por eso hay que tener presentes varios aspectos para usar metodologías ágiles:

  • Buscar el proyecto adecuado: no todos los proyectos sirven para este tipo de metodologías al 100%. Por eso, habrá que comenzar con algunos que sean flexibles y abiertos a los cambios de cara a obtener un resultado positivo y maximizar beneficios en el menor tiempo posible. Si aplicamos esta metodología a proyectos en los que cualquier cambio o error suponga grandes pérdidas estaremos arriesgando demasiado innecesariamente.
  • El jefe de proyecto y su equipo. El primero es equipo el guía para aplicar este tipo de metodologías en el proyecto, mientras que el es fundamental para llevarlo a cabo. La metodología ágil suele contar con un equipo que se adapte rápido a los cambios y que sea multidisciplinar. Todos han de tener un objetivo común y trabajar conjuntamente para conseguirlo. Asimismo, el equipo debe estar motivado y bien orientado para lograr el éxito y reconocer la mejora de productividad en su propio trabajo. Además, se recomiendan equipos senior, con experiencia y capacidad de adaptarse a los cambios frente a uno junior.
  • Herramientas necesarias. Todo proyecto o metodología sin buenas herramientas no es posible. Por eso, en el caso de las metodologías ágiles contar con herramientas que ayuden a obtener información con rapidez y midan la evolución de cada acción resulta fundamental para conseguir los resultados esperados. De esta manera los equipos trabajarán de forma autónoma y de manera más eficiente.
  • Combinación del método clásico con el ágil. Este es uno de los puntos más complicados. Sin embargo, en este tipo de metodologías también existen planificaciones con una estimación mucho más realista. Por ejemplo, cuando una tarea dentro de un proyecto se queda durante mucho tiempo en un estado “en proceso” o “retrasada”, algo no está funcionando y por tanto se debe cambiar. Por otro lado, este tipo de metodologías también tienen un plazo, un coste y unos resultados que alcanzar, de manera que, aunque existan ciertas flexibilidades, hay restricciones que cumplir de una manera estricta para que sea útil. Eso sí, la rapidez no debe estar reñida con la calidad de los resultados.
  • Cambio de la estimación de resultados por lo realmente conseguido. En este tipo de metodologías ágiles también hay que medir y analizar pero es preferible hacerlo sobre el resultado de aplicación de proyecto real que con meras estimaciones e intuiciones previas. También debe contarse con flexibilidad en el precio, ya que si hablamos de proyecto con un precio fijo se limita bastante su aplicación.

Tipos de metodologías ágiles

Lo normal en cualquier proyecto en el que se quieren aplicar metodologías ágiles es combinar varios tipos. En todos ellos, los equipos tienen que estar autoorganizados y necesitan ser multidisciplinarios. Algunos de esos tipos son:

  • SCRUM: permite ver el progreso y resultado de un proyecto a través de herramientas y roles. Es una de las metodologías más conocidas que mide los sprints en etapas de análisis, desarrollo y testing. En el tablero SCRUM se reflejan las “tareas pendientes”, “en proceso”, “revisión”, “resueltas”...
  • Programación extrema (XP): su objetivos pasan por potenciar las relaciones interpersonales para lograr el éxito en el desarrollo de software. Para ello, la formación, el clima y el trabajo en equipo son muy importantes. Las fases son: planificación del proyecto, diseño, desarrollo y pruebas.
  • KANBAN: en este caso el trabajo en curso (WIP) debe limitarse y por tanto hay que empezar con algo nuevo cuando lo anterior ya haya finalizado o pasado a otro equipo dentro de la cadena. No existen tiempos tan marcados como en el caso de SCRUM.

 

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